Mariana Rosa
De la sección: “Crónica de un salto”
Letra
huella y presagio
anzuelo que cierra en el ojo propio
que abre la hendija única de ver
de ver huella y presagio
del ojo en el anzuelo
tiritando
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Aullidos suben por la alcantarilla
Zarpazos arañan la puerta
El galope de una manada frenética
está oprimiendo el techo
Pero yo estoy en casa
guardada en caja de cristal
o burbuja de baba,
atrincherada
entre dos estacas de marfil
Segura en la boca del lobo
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Estar muriendo entre las llamas
frente a gente que nunca oyó hablar
del fuego
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Alguien espera una piedra
encuentra un pájaro
piensa
no le alcanzarán las manos
Una piedra también espera
encuentra un par de manos
siente que le crecen plumas
piensa
no le alcanzarán las alas
De la sección “Caldo de hueso”
Alguien le dijo que tal vez el desamparo
fuera el lugar donde hacer crecer los pies
entonces en medio del charco
se detiene a saborear
Magnífica obstinación del agua
Caer como un náufrago sería justo
caer como un clavadista delirante
caerse de lleno en el plato mismo
el caldo de hueso
espeso
caníbal
el oloroso ungüento
sancochada la duda
y de allí beber
Sólo un perro viene a lamerle la boca
saciada
ella le seguirá el rastro
como a un designio
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El viento de la casa arrastra ruido
que nunca alcanza la calle
Al silencio sólo lo escucha el muerto
en la antigua habitación
Mudanzas que tomen la casa por asalto
Deseadas manos de un prestidigitador
Al fondo entre tanto se erosionan viejos trastos
y uno es un anfibio desalmado
arrastrado por la cola
mutando entre la selva abierta
y el último corredor
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Conocer un pájaro es abrirlo con la boca
soportar pluma y sangre en la lengua
escuchar el peso de su cabecita muerta
sostener en la garganta el embudo negro
que es la posibilidad de un vuelo
Plegarse desde la saliva a sus huesos de aire
a sus piecitos tiesos
Sentirlo bajo el paladar
cada vez que se respira
Y aún así poder desearlo
No dudar de su verdad rasgando el aire
del centro de su cuerpo como punto de fuga
de su insidioso acierto
Mariana Rosa
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